Septiembre no es el mes más famoso del año, ni el más querido.
Algunas personas lo escogen como su mes de vacaciones, pero para muchas otras su comienzo implica el retorno a rutinas, que no siempre son de nuestro agrado.
Volvemos al colegio, a la universidad, al trabajo… Dejamos de lado el relax de una existencia sin despertador, sin estrés, sin obligaciones y retornamos al punto donde pusimos la vida en pausa.
Septiembre es también para muchos el momento en el que retoman la práctica deportiva o vuelven a ella después de años de no realizar ejercicio.
Hacerlo puede parecer tan sencillo como preparar la mochila de nuevo y cargarse de ganas. Pero lo cierto es que a veces lo segundo flaquea y lo primero no es suficiente.
¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando dejas de entrenar?
Si hablamos de deportistas de élite, la cosa cambia. Su cuerpo está hecho al entrenamiento y es habitual que estas personas no abandonen del todo sus rutinas deportivas ni sus buenos hábitos durante las vacaciones.
Pero, aunque lo hicieran, sus cuerpos volverían a acostumbrarse rápidamente a la práctica ya que su capacidad de volver a ella es mucho más elevada que la del común de los mortales.
Si aunque practicas deporte, te gusta y lo disfrutas, no te dedicas a ello profesionalmente te costará más readaptarte a la actividad deportiva.
Además del tiempo que hemos estado sin hacer ejercicio, también solemos adquirir hábitos durante el verano que no son demasiado saludables. Normalmente la mayoría de la gente aumente la ingesta calórica en estos meses y, aunque se mantenga, la falta de ejercicio puede provocar un aumento de peso.
Dependiendo de cuánto tiempo llevases entrenando antes del parón, te costará más o menos volver a una vida activa.
Para que te hagas a la idea, vamos a ver qué le pasa a tu cuerpo según el tiempo que te hayas tomado de descanso.
- Una semana sin ejercicio. Relájate y disfruta. Existen muchos planes de entrenamiento que, cada 3 meses, permiten parar una semana para regenerar tejidos, descansar los músculos y darle aire al sistema cardiovascular.
Así que si llevabas 3 o más meses entrenando, te mereces el descanso!
- Quince días sin ejercicio. En este momento comienzas a perder tono muscular y cierta eficacia cardiovascular. Es algo muy leve y se puede recuperar en menos de una semana de entrenamiento.
- Un mes sin ejercicio. Tu metabolismo sigue ralentizándose y tu masa muscular, descendiendo. A partir del primer mes empiezas a observar el aumento de grasa en tu cuerpo.
- Más de un mes sin ejercicio. Llevas perdiendo tono y masa muscular desde hace semanas y, por eso, vas a necesitar recuperarlo antes de que el metabolismo alcance los niveles previos al parón.
Como ves, los descansos en el entrenamiento no deberían exceder nunca el mes, porque el coste de volver a la forma inicial es muy elevado.
De hecho un estudio realizado por el prestigioso fisiólogo de la Universidad de Texas en Austin, Edward Coyle, reveló que 12 semanas de sedentarismo provocan en atletas habituales la pérdida del 50% de las enzimas sanguíneas relacionadas con la resistencia y el 7% de la capacidad respiratoria durante el ejercicio físico.
Retomando el ejercicio
Si llevabas poco tiempo practicando deporte antes del verano te costará un poco más que a quienes han hecho del ejercicio un modo de vida. Pero no te rindas!
Solo necesitas seguir unos cuantos pasos para volver al entrenamiento sin sufrimiento extra.
- Busca la diversión. Habitualmente hacer deporte supone una inversión de tiempo y dejar de lado otras actividades. Si resulta monótono o aburrido, pasaremos la vida buscando excusas para evitarlo. Encuentra la actividad que te motive y diviértete sobre todo.
- Hay más opciones que el gimnasio. Quizás durante los primeros meses estar encerrado te resulte menos apetecible. Las máquinas o las clases dirigidas no son la única opción para entrenar. Encuentra actividades al aire libre que te supongan un reto y adecúa el ejercicio a ti.
- Horario flexible. Intenta entrenar siempre a la misma hora, pero permítete elegir un horario que te resulte cómodo. Si tienes que despertarte 2 horas antes para entrenar, quizás te lo estés poniendo más difícil innecesariamente.
- No te presiones. No fuerces demasiado tus ritmos, dale a tu cuerpo (y a tu mente) tiempo para volver a adecuarse y motívate celebrando tus avances. Por pequeños que sean.
- Retoma buenos hábitos alimenticios. Cuidarte en otras facetas de tu vida, aumentará las ganas de hacerlo también entrenando. Retomar tu rutina deportiva implica, por supuesto, una correcta nutrición.
- Comparte tus entrenamientos. En compañía casi todo es más sencillo. Llama a algún amigo y comparte ejercicio y risas para crear una experiencia que tu cerebro quiera repetir.
La vuelta a la actividad física puede resultar casi inalcanzable, pero si nos planteamos retos asumibles, nos motivamos cuando alcanzamos pequeños logros, y nos mantenemos firmes y atentos a nuestro cuerpo, todo es más fácil.
Quizás hasta ahora Septiembre no era tu mes favorito, pero eso puede cambiar este año. ¿No te parece?