Preparación física: ¿a solas o con profesionales?

Preparación física- TAFAD Madrid

Durante el último año y medio el mundo entero ha cambiado. La pandemia de coronavirus ha modificado casi todos los hábitos establecidos y la práctica deportiva no se ha quedado al margen.

Hemos vivido el cierre de gimnasios, el parón obligatorio del deporte federado y la pérdida de posibilidad de entrenamiento de cientos de miles de personas.

Ahora, el deporte se ha colado en la vida de muchos que jamás pensaron que pudieran practicarlo y ha puesto de manifiesto que el gimnasio no puede ser el único lugar al que dirigirse, para encontrar guía y consejo.

Los vídeos de Youtube, los directos de Instagram y los cursos online se convirtieron en los reyes de un confinamiento que nos mantuvo encerrados entre cuatro paredes. Pero, más de 12 meses después, no han perdido su tirón.

Es mucha la gente que prefiere entrenar desde la comodidad de su casa, sin tener que pasar por instalaciones compartidas, usar mascarillas y mantener los estrictos protocolos que hoy en día son tan habituales como necesarios.

La pregunta es, ¿realmente se puede alcanzar un óptimo y saludable nivel de entrenamiento mediante este sistema, sin vigilancia ni soporte?

El deporte actual en cifras

Según la Encuesta de Hábitos Deportivos 2020, elaborada por el Ministerio de Cultura y Deporte estatal, durante el confinamiento las modalidades más frecuentes fueron “la gimnasia suave, con una tasa mensual del 21,8% y la gimnasia intensa, 10,3%. Le siguieron por orden de importancia la musculación y la halterofilia, 7,8%, el ciclismo, 7,2% y la carrera a pie, running, o marcha, 6,3%”.

A pesar de lo que podamos pensar, solo un 26% de quienes realizaron ejercicios en casa lo hizo mediante alguna plataforma virtual, lo que nos deja más de un 60% que practicó de modo libre, sin apoyo ni entrenador.

Estas conductas trajeron asociado un aumento del número de lesiones ocasionadas por una falta de control de la práctica, por una no adecuación al ritmo necesario y por el desconocimiento a la hora de comenzar a ejercitar el cuerpo.

Los fisioterapeutas advirtieron en su momento de los riesgos de seguir entrenamientos no personalizados, pero el encierro y la desescalada contribuyeron a que se mantuvieran unos hábitos que, disfrazados de saludables, resultaron muy perjudiciales.

Además, actualmente y debido a que la pandemia sigue presente, se estima que una de cada 10 personas ha dejado de asistir al gimnasio de forma presencial, después del periodo de confinamiento.

De hecho, aunque un 7% afirma que su decisión es temporal, hay un 2% que reconoce que no pretende volver a acudir a un centro deportivo.

Sin embargo, y a pesar de ese dato, la práctica de ejercicio se ha visto incrementada en más de 6 puntos porcentuales desde 2015. Pero, al analizar las modalidades deportivas más elegidas, podemos observar un descenso de todas ellas en virtud de un aumento de la gimnasia (un 48% de la población que practicó deporte en 2020).

 

Es en este contexto, con unos centros deportivos seguros, pero que obligan a cumplir una normativa impensable para algunos, y una capacidad de acceder a contenido gratuito de entrenamiento ilimitada, donde surge el tema que nos trae hoy hasta aquí.

Entrenando en solitario

Vivimos en un país de grandes posibilidades a nivel deportivo. Tenemos playas, montañas, parques y la posibilidad de realizar entrenamientos sin necesidad de estar en el interior de ninguna instalación.

Pero contar con escenarios perfectos para la práctica deportiva no es suficiente.

Valga como ejemplo la instalación en parques de zonas para ejercitarse, hace más sencillo observar verdaderas barbaridades, producto del desconocimiento con el que contamos socialmente.

Las propias máquinas ubicadas en zonas públicas no son, habitualmente, las mejores para nuestros mayores, ni están pensadas para facilitar la ergonomía.

Colocar este tipo de instalaciones deportivas sin un profesional que oriente y ayude a cada usuario en sus necesidades personales, es un error que muchos no ven. Se considera que con su instalación, los ayuntamientos cumplen la labor de permitir que cualquier persona pueda ejercitarse, pero no se tiene en cuenta el enorme riesgo de lesiones que un mal uso puede provocar.

En el exterior, por su parte, nos encontramos con quiénes ascienden a la montaña sin conocimientos, provocando ingentes labores de rescate. Aquellos que salen al mar olvidando que es un ente vivo, lleno de peligros. No faltan los runners que sufren golpes de calor o situaciones peores…

Pero en interiores la situación no mejora. Gimnasios abarrotados de brazos sudorosos cargados de pesos excesivos, desprotección total de lumbares, sesiones maratonianas sin control para bajar de peso rápidamente,…

Miremos donde miremos, vemos malas prácticas que, además del peligro que acarrean, nos alejan de los objetivos que queremos lograr con cada entrenamiento.

La televisión, los actores hiperhormonados, las modelos llenas de silicona y un culto al cuerpo insano, no colabora a que las nuevas generaciones crezcan con la imagen real de lo que es un cuerpo saludable y lo que es antinatural.

La crisis económica ha obligado a todos los sectores a reinventarse, generando gasolineras de autoservicios, supermercados sin cajeros y gimnasios Low Cost, donde la premisa es eliminar a los profesionales en pos de un abaratamiento de los costes.

Pero en esa decisión se sacrifican mucho más que unos puestos de trabajo: se pierde la cercanía, la profesionalidad, la sociabilidad y la ayuda que tan necesaria es.

Invertir en salud es tu único futuro

Si los gimnasios consideran que puedo entrenar sin apoyo, si los Youtubers me cuentan que no necesito a nadie para ejercitarme y si Instagram está repleto de directos deportivos, ¿por qué voy a pagar para hacer deporte?

Bien. Esa es la gran pregunta. Porque vivimos en un país de picaresca, de intentar obtener lo máximo posible por el menor coste. Es parte de nuestra naturaleza pero lo que es normal en España, jamás se entendería en otros países del mundo.

Los gimnasios prescinden de sus entrenadores por dinero. Los Youtubers ganan ingentes cantidades económicas con los patrocinios de sus vídeos y los instagramers monetizan cada una de sus acciones.

Tú no entrenas por dinero, lo haces por salud. Por eso, no importa lo que quiénes se mueven por beneficios monetarios te digan. Debes escuchar a quién tiene como valor primordial el cuidado y la salud del cuerpo.

Cualquier verdadero profesional deportivo está capacitado para plantear dinámicas de entrenamiento en un canal online, pero jamás lo hará sin advertir de a qué tipos de personas está dirigido, sin explicar los riesgos de la práctica o sin ofrecer alternativas a movimientos no aptos para cualquiera.

Lo ideal no es entrar en internet y descargarte horas y horas de rutinas deportivas.

Lo que toda persona necesita es una personalización. Un plan basado en los objetivos a lograr, en el estado inicial, en la capacidad deportiva con la que cuenta y en sus peculiaridades físicas. Una estrategia que vaya evolucionando al ritmo necesario, sin forzar por encima de las posibilidades, siendo siempre segura aunque exigente.

El gasto en un entrenador deportivo que estés dispuesto a asumir es la inversión más importante de tu vida. No sólo porque estarás destinándosela al único cuerpo que puede mantenerte saludable y capacitado para todo el resto de acciones que implican la existencia. Si no también y, sobre todo, porque es lo que te evitará unas lesiones que pueden ser definitivas, tremendamente dolorosas e incluso crónicas.

Invertir en profesionales, formados, preparados y dispuestos a seguir mejorando, es el único modo de asegurarte una práctica eficaz.

El entrenamiento es mucho más que una tabla de ejercicios. Es nutrición, es relajación, es conocimiento pleno del cuerpo, la mente y el modo de unirlos en pos de un beneficio común. Por eso un preparador no es alguien que le da al Play. Es quién sabe cuándo empezar, cómo motivar y también pintar el camino que te lleve al destino deseado, acompañándote de la mano.

Los profesionales deportivos existen. Los preparadores físicos, los entrenadores, los motivadores. Hay muchas ramas dentro de la práctica deportiva de personas que están, no solo capacitadas, sino felices de trabajar en su sector. ¿Por qué no haces uso de ellos?

Invertimos en coches, en casas, en viajes. Nos dejamos asesorar por los vendedores, por los comerciales, por cualquiera con el título necesario para darnos confianza. Sin embargo, a la hora de cuidar lo más importante que poseemos regateamos dinero y preferimos ponernos en riesgo pensando que sabemos lo que es obvio que ignoramos.

Como decía una canción: “Sólo se vive una vez”, haz que el viaje merezca la pena, cuidando la carrocería que te llevará al futuro!

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