Todos sabemos que el deporte hoy en día, tanto si lo practicas como si solo disfrutas de él viéndolo a través de la televisión, tiene una gran importancia y peso en nuestra
sociedad, llegando a ser el pilar más importante para muchos niños, niñas, jóvenes o adultos.
Prat (2010) nos comenta que a pesar de tener un gran papel dentro del curriculum obligatorio escolar, el monitor deportivo, también ofrece un gran abanico dentro del horario de las actividades extraescolares.
Siguiendo la ideología de este autor, son esas actividades extraescolares, las encargadas del desarrollo personal de los niños, así como la influencia que se tiene dentro de la formación de los jóvenes.
El papel del monitor deportivo fuera de horario escolar tiene que ayudar a que el deporte sea una fuente de valores, actitudes positivas y tolerancia, consiguiendo que se elimine las conductas de violencia, racismo e intolerancia.
Autores como Gutiérrez (1995), Prat (2001) Duran y Jiménez (2006) defienden el deporte como una herramienta privilegiada que proporciona grandes vivencias y experiencias, que ayudan a desarrollar habilidades y actitudes para formar una buena ciudadanía.
Los monitores deportivos son un referente para los niños deportistas y deben ser conscientes de la gran influencia que pueden tener en sus alumnos. Muchos de ellos acuden con problemas familiares y encuentran en el monitor deportivo el desahogo que buscaban.
Son muchos los centros educativos que ofrecen actividades extraescolares relacionadas con el deporte, pero si el personal encargado de ello no está preparado, ni cualificado profesionalmente, no se podrá conseguir esa educación deportiva basada en valores que tanto se necesita.
¿Cómo asegura un centro educativo el éxito con el monitor deportivo?
Gracias a los Técnicos Superiores en Enseñanza y Animación Sociodeportiva (TSEAS).
Dentro de esta formación, no solo se enseñan todos los conocimientos técnicos y tácticos que se espera que tenga un supuesto monitor deportivo, sino que se fomenta una buena formación para crear personas con buenas actitudes personales y habilidades sociales para llegar a ser el mejor monitor deportivo.
Para ello será necesario educar y enseñar a los monitores deportivos que lo importante es fomentar la participación (sin excluir a los menos débiles) favorecer el respeto, adaptar la normativa de los juegos, así como reforzar las actitudes positivas mediante el dialogo y cooperación.
Gracias a todo lo anteriormente citado se conseguirá que el monitor deportivo destaque y no solo se centre en aspectos relacionados con la organización o la técnica (Prat y Carranza, 2005) sino en convertirse en un ejemplo a seguir y referente para sus alumnos, haciendo que estos quieran ir a sus clases y disfruten del deporte. Y es que no hay profesión más bonita que aquella donde cada día es una aventura.
“Cuando uno enseña, dos aprenden” Robert A. Heinlein.
Referencias Bibliográficas
Durán, J. y Jiménez, P. (eds.) (2006). Valores en movimiento. La actividad física y el deporte como medio de educación en valores. Madrid: Consejo Superior de Deportes.
Gutiérrez, M. (1995). Valores sociales y deporte. La actividad física y el deporte como transmisores de valores sociales y personales. Madrid: Gymnos.
Prat, M. (2001). Actitudes, valores y normas en educación física: refl exiones y propuestas para su integración en la escuela. Revista Tándem. Didáctica de la Educación Física. Barcelona (2), 7-20.
Prat, M. (2010). Deporte y ciudadanía. En J.M. Puig (coord.) Entre todos. Compartir la educación para la ciudadanía (págs. 149- 164). Barcelona: Editorial ICE-Horsori.
Prat, M. y Carranza, M. (2005). La educación en valores en la formación de los responsables del Deporte Escolar. En N. Bores (coord.). La formación de los educadores de las Actividades Fisico-Deportivas Extraescolares (págs.195-208).
PROFESOR: María Arias Velasco