El deporte es parte del itinerario curricular de los centros estudiantiles de toda España. Hay quiénes lo consideran una asignatura innecesaria, que ocupa tiempo de otras que, piensan, serán más útiles a los adultos del futuro.
Si el objetivo de todo proceso educativo es la formación del alumnado y su preparación para ser plenamente competitivo y funcional en el mundo, no podemos obviar que el deporte será una de las asignaturas más importantes.
Hoy por hoy, todo nuestro sistema se ha visto tambaleado y se ha demostrado que nada es tan sólido como pudiera parecer. Así, ha quedado de manifiesto que, por muchos procesos que ideemos y procedimientos que mejoremos, las personas siguen siendo la piedra angular sobre la que se sostiene toda nuestra evolución como especie.
Si esas personas en las que se basa nuestro ecosistema no se anclan sobre una educación integral, donde se desarrollen capacidades más allá de puros conocimientos, nunca estarán preparadas para un futuro que desconocemos qué puede depararnos.
Nosotros sabemos que el ejercicio físico debe tener un peso importante en la vida educativa de cualquier persona desde niños. Y no estamos pensando únicamente en su vinculación con la salud, que es algo a tener muy en cuenta, si no que vamos más lejos.
Educar en valores
Cada día, en las noticias, vemos a miles de jóvenes bebiendo en parques, destrozando mobiliario urbano, enfrentándose a la policía. En las universidades impera la ley del
mínimo esfuerzo y en la sociedad, la creencia de que la juventud no está preparada para el futuro.
Pero, ¿qué hacemos para darle la vuelta a la situación? Solo existe una respuesta para evitar que los males que hoy nos acechan sigan ocurriendo: educar en valores.
Aprender fechas, operaciones matemáticas y procesos literarios está bien. Es necesario dotar a los estudiantes de cultura general, de herramientas para la vida. Pero hay una parte que queda fuera de las líneas curriculares y esos son los valores.
Cuando hablamos de valores nos referimos a la invisible espina dorsal que sostiene a cada individuo y que regirá su comportamiento toda la vida. Entre ellos están la empatía,
la familia, la sinceridad o la responsabilidad.
Si un niño recibe una serie de valores de su familia y, con los años, va desarrollándolos mediante la educación y la socialización, al llegar a adulto ya jamás le abandonará. Se habrán convertido en parte de sí mismo y actuar contra ellos le hará sentirse mal y desazonado.
Por eso es importante que eduquemos en valores, más allá de en conocimientos nemotécnicos y en la práctica deportiva se desarrollan muchos de los más importantes para la vida que espera a los jóvenes.
Algunos de los valores que imperan en el deporte y que hacen de esta asignatura algo
tan necesario para el desarrollo, están relacionados con la sociedad pero muchos otros se vinculan más a la propia persona y a la imagen que de sí misma se forja desde temprana edad.
Entre los valores sociales, podemos enumerar:
- Respeto.
Se desarrolla en el propio aprendizaje de que no siempre se gana y se debe
respetar al otro. Del mismo modo, se inculca la posibilidad de que cualquier
persona pueda participar en el ejercicio, sea cual sea la relación externa con ella y con el respeto a la propia normativa del deporte a practicar.
- Trabajo duro y en equipo.
El talento no es válido si no va acompañado de entrenamiento y esfuerzo. Además, se fomenta el trabajo en equipo y la cooperación para crecer.
- Competitividad.
En nuestra sociedad aprender a ser competitivos es imprescindible, pero no todo el mundo es capaz de serlo de manera sana. El deporte enseña a luchar por los objetivos, tratar de mejorar para poder competir contra quiénes son mejores, pero también aceptar nuestras propias limitaciones y hacer de ellas fortalezas.
Por otro lado, respecto a los valores personales que se desarrollan con la práctica deportiva en la educación, la lista sería casi ilimitada, pero citaremos 3 ejemplos:
- Autocontrol y autodisciplina.
Se ejercita la tolerancia a la frustración y a la gestión de las propias emociones, cosa que no se enseña en ninguna otra asignatura y que resulta vital para nuestro hábitat de vida.
- Creatividad.
A pesar de que todo deporte o entrenamiento se basa en unas rutinas y unas
reglas, romper el método establecido, usar herramientas nuevas y pensar outside the box, es tanto en este como en otros sectores imprescindible. En la práctica del ejercicio físico se ejercita constantemente la creatividad gracias a la flexibilidad y la adaptación constante.
- Espíritu de sacrificio.
Este es sin duda uno de los valores más extrapolables al mundo adulto. La capacidad de las personas para aceptar el sacrificio como medio para alcanzar un fin mayor desarrolla una fortaleza mental que, difícilmente, se logra de otro modo. El deporte es sacrificio, es bien sabido. Pero también es una de las áreas dónde más causa-efecto existe, donde la justicia está por encima de todo y donde si se trabaja duro, con esfuerzo, disciplina y sacrificio, se puede triunfar.
¿No te suena parecido a la vida misma?
Beneficios adicionales del deporte como asignatura
Por muy importante que sea y aunque la educación en valores debe entenderse como prioritaria, la asignatura deportiva cuenta con otros beneficios para el alumnado que no podemos olvidar.
Promueve el desarrollo y la integración social
El deporte es, ante todo, un juego. Una unión de varias personas que interaccionan juntas de la mejor manera posible: jugando!
Como raza somos una especie social, que necesita de los demás para vivir. Gregarios por naturaleza dicen y en el deporte eso es lo que se fomenta. Un vínculo que traspasa razas, creencias y religiones.
La igualdad de todos los seres humanos y la lucha por la integración de aquellos que son diferentes, es una prioridad en el mundo deportivo y, como tal eso se inculca a los alumnos en la práctica.
Genera sentido de pertenencia
Hay una edad en todo ser humano en la que se siente solo, no comprendido, desvinculado del mundo que le rodea. Sabe que ya no es un niño, pero no se siente adulto. A veces, encuentra refugio en otras personas de su edad que pasan por lo mismo, pero cada vez es más habitual la soledad de los adolescentes.
El deporte les da cobijo, les hace formar parte de un todo más grande que ellos, les genera sentido de pertenencia, de grupo. Ata fuertemente los lazos que los une y genera una red de apoyo y ayuda como pocas otras actividades pueden conseguir.
Estimula el cerebro
Educar es fomentar el aprendizaje y, para eso, necesitamos un cerebro predispuesto a hacerlo.
El cerebro no es estático, del mismo modo que no lo es nuestro cuerpo, por eso el movimiento fomenta la capacidad de aprendizaje. La práctica deportiva regula la segregación de tres neurotransmisores, asociados a una buena salud mental. Estas sustancias son la dopamina, la serotonina y la norepinefrina.
Gracias a ellas la memoria y las funciones ejecutivas del lóbulo frontal se ven estimuladas y eso desarrolla la capacidad de concentración en alumnos activos, mucho más que en quienes se mantienen inactivos.
Eleva la autoestima
Al igual que hablábamos anteriormente de la capacidad del deporte de desarrollar los valores relacionados con la autodisciplina y la propia gestión emocional, no debemos olvidar la autoimagen.
La sensación de pertenencia al grupo, la posibilidad de rebajar estrés mediante la liberación hormonal y la integración que conlleva la práctica, hace que los estudiantes deportistas presenten niveles más elevados de autoestima que los que no practican ejercicio físico alguno.
Reduce el estrés
La liberación hormonal a la que ya hemos hecho referencia, trae aparejados unos menores niveles de estrés en el alumnado que practica actividades físicas. Pero, además encontramos menos trastornos del sueño, depresión, ansiedad y otras alteraciones de tipo psicológico que, en el mundo actual afectan cada día a más personas
El deporte se ha descubierto cómo la terapia no farmacológica más exitosa para prevenir estos trastornos porque, aunque ni es magia ni infalible, es cierto que se vincula estrechamente a un bienestar psicológico que ayuda a lidiar con problemáticas comunes.
Según el pediatra Gerardo Rodríguez “Si pudiéramos poner en una píldora todos los beneficios del ejercicio físico, tendríamos un gran fármaco a nuestra disposición”.
Para la OMS, la obesidad infantil y los malos hábitos alimentarios y de vida son uno de los problemas más graves a los que la humanidad se enfrenta. En la última década estiman que la cifra de niños, entre 5 y 19 años, obesos se ha multiplicado por 10.
En palabras de Herminia García Ruso, el currículo escolar debe “implicar la realización dialéctica de elementos como la teoría y la práctica, la educación y la sociedad, surgiendo por lo tanto ante la necesidad de una organización y en la transmisión de la cultura social”.
Siendo todo esto así, teniendo el deporte como una herramienta que ayude a mantener una mejor salud poblacional, a impedir el crecimiento incontrolado de males como la obesidad y que se alinea constantemente con la cultura social y los valores necesarios para vivir y desarrollarse en comunidad, ¿por qué se mantiene el ejercicio físico como una asignatura de segundo o tercer orden?
El deporte debe comenzar a concebirse como una materia primordial en los planes educativos de nuestro país, desde el comienzo de la vida académica, para llegar a la edad adulta con unas generaciones basadas en valores necesarios, con aptitudes adecuadas y, sobre todo, con las herramientas necesarias para afrontar, para siempre, la propia vida.